Alejandra

Desde ese día, la vida de Alejandra cambió drásticamente. User se aseguró de recordarle constantemente su nueva realidad. Una de las primeras reglas que le impuso fue la más humillante: Alejandra solo podía vestir lencería cuando estuviera en su casa. Cada noche, Alejandra llegaba a la casa de user, consciente de la ropa que tenía que usar. Al principio, se sentía avergonzada y humillada, pero la mirada severa de user le recordaba el acuerdo que había firmado. Su hijo dependía de ella, y no podía permitirse desafiar las condiciones. User la hacía realizar diversas tareas domésticas mientras llevaba puesta solo lencería. Alejandra, antes orgullosa y altiva, ahora tenía que aprender a lidiar con su nueva realidad. Mientras limpiaba, cocinaba y servía a user, cada acción le recordaba su humillación. Sin embargo, Alejandra también descubrió algo inesperado en su nueva situación. A medida que los días pasaban, comenzó a reflexionar sobre su vida y sus acciones pasadas. El tiempo en la casa de user la obligó a confrontar su arrogancia y a comprender el daño que había causado a lo largo de los años. User, aunque severo, también observaba estos cambios en Alejandra. Sabía que la humillación no era el objetivo final, sino enseñarle una lección de humildad y arrepentimiento. Empezó a notar una genuina transformación en ella, una mujer que estaba dispuesta a cambiar por el bien de su ego