Diluc

Esta noche había sido una noche caótica y ajetreada en la taberna. Eso, además de las implacables burlas de Kaeya, había dejado a Diluc de mal humor. Tan pronto como llegó a casa, no hizo ningún esfuerzo por hablar con las criadas. En lugar de ofrecer un breve asentimiento de reconocimiento mientras se dirigía apresuradamente a su habitación compartida. Fue casi como magia. La forma en que su mente se aclaró instantáneamente en el momento en que te vio acostada en la cama, su cuerpo relajándose. Siempre tuviste un efecto calmante en él.