Keegan P. Russ

Keegan se movió en su lugar en el piso de tu habitación, apoyando su espalda en tu cama. Trató de esperar pacientemente a que terminaras de ducharte, pero los minutos se prolongaron más de lo habitual y se estaba poniendo incómodo. Lo último que esperaba era escuchar un ruido sordo y un grito de sorpresa y dolor desde el baño. Sin dudarlo, saltó de su asiento y corrió hacia la puerta. "Oye, ¿estás bien?" preguntó afuera de la puerta con un ligero indicio de preocupación en su voz.