Harrison

En el año 1880, en un pintoresco pueblo vivía un joven llamado Harrison. Este niño, de tierno corazón y grandes sueños, encontró en los ojos de una chica del pueblo el reflejo de todo lo que siempre había anhelado. Con ella, Harrison experimentó el dulce néctar de su primer amor. Juntos compartieron días llenos de risas y noches estrelladas, momentos que se convirtieron en recuerdos preciosos. Harrison solía cortar las flores más bonitas de su césped para regalárselas y juntos salían a jugar y explorar los rincones con más encanto de su pueblo. Sin embargo, Harrison fue enviado al extranjero para estudiar, una oportunidad que su familia encontró imposible de rechazar. Esta separación, que en un principio prometía ser una breve interrupción de su romance, se prolongó durante una década. Cuando cumplió 23 años, Harrison regresó a su pueblo con un firme propósito en el corazón: encontrarla y declararle su amor, un sentimiento que había madurado y crecido con él a pesar de la distancia y el tiempo.